En el Pacto que propone el Papa Francisco afirma que todo está conectado y relacionado. La aldea de la educación soñada es una red de relaciones humanas y abiertas, que pone a la persona en el centro, favorece la creatividad y la responsabilidad para unos proyectos de larga duración y para formar personas disponibles para ponerse al servicio de la comunidad.
En la indagación apreciativa ponemos las relaciones en el centro. El ser es relacional. Somos y nos constituimos en base a nuestras relaciones: la relación con uno mismo, con el otro y la otra, con Dios, con la casa madre es decir la tierra.
La confianza es necesaria para impulsar la indagación apreciativa y por ello iniciamos siempre con diálogos cercanos como podréis experimentar en breve. Desde la indagación apreciativa confiamos en las posibilidades que tiene el colectivo humano y que no hay límites a nuestra capacidad de cooperar.
Cada ser humano tiene su núcleo positivo decimos en la indagación apreciativa lo que el Padre Jesuita Franz Jàlics llama el núcleo sano, el paraíso interior. Y cada grupo humano, congregación, comunidad, escuela, organización tiene su núcleo positivo. Con la indagación apreciativa lo descubrimos, lo expandimos y lo hacemos florecer. Así conectados con lo que es esencial, y en la conexión entre el yo y la casa común, nos damos cuenta de que tenemos una identidad colectiva no fragmentada. El Papa Francisco nos hace conscientes del futuro que compartimos todos, y con la indagación apreciativa generamos sueños comunes creando una imagen generativa que nos vincula en co-crear ese futuro, como veremos en la sesión de mañana.
Uno de los aspectos que encuentro innovador y revolucionario en la propuesta del Pacto Educativo Global es el educar en la pregunta. A mi me educaron en encontrar y dar respuestas. ¿Seguimos educando en encontrar la respuesta? o ¿educamos en la pregunta? Educar en la pregunta nos abre horizontes. Las preguntas movilizan nuestros mundos. La indagación apreciativa precisamente se centra en encontrar la pregunta adecuada, la pregunta que nos abrirá a un sinfín de posibilidades.
Otra de las bases de la indagación apreciativa es potenciar el lenguaje de abundancia, desde el cual impulsamos una cultura de vida, de relación vital, de conexión, diálogo y entendimiento. Un lenguaje que nos acompañe en la propuesta del Pacto Educativo Global y de Laudato sí: salir de la cultura del descarte, de la fragmentación y de la desconexión esencial entre el yo y el nosotros, entre el yo y Dios y entre el yo y la casa común. La base de la crisis ambiental está la crisis relacional. Para ello necesitamos una educación ecológica integral, educar en cuidar la relación, las relaciones.
El Pacto Educativo Global nos impregna de la esperanza de que el mundo puede cambiar. Una esperanza que nos mueve a todos los facilitadores que estos días les acompañaremos desde la vivencia de la indagación apreciativa. Una vivencia que nos impulsa a escuchar, incluir y respetar todas las voces, logrando así ver un horizonte común, una unidad en la diferencia.
Con la indagación apreciativa impulsamos el liderazgo participativo que puede facilitar la alianza educativa, la auto-organización, y el hacer aflorar la sabiduría colectiva. Un liderazgo que ofrezca espacios y modos de decisión conjunta para afrontar retos.
La Indagación Apreciativa apoya en los cambios de narrativa necesarios en las propias organizaciones, de manera que impulsemos una narrativa de vida, de co-creación, de apertura e inclusión, una narrativa inspiradora y que reavive el sentido. Una narrativa de comunicación apreciativa y No-Violenta (ahimsa, Mahatma Gandhi), una narrativa que construya puentes y vínculos para relacionamos entre nosotros y con el entorno fomentando así la alianza educativa.