Cómo vivimos

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La AGUSTINA MISIONERA vive el seguimiento de Jesús en una comunidad de fe, amor y oración, en actitud de búsqueda, acogida y sencillez evangélica compartiendo con las demás hermanas, la vida y la tarea encomendada a cada una.

Buscamos estar abiertas a la novedad histórica, a la evolución de los cambios y a la creatividad. Cultivamos la soledad y el intercambio comunitario como ámbito donde se enriquecen y comparten las luces recibidas para el bien de los demás.

Nuestras comunidades, constituidas en función de la misión, están atentas a las llamadas del Espíritu para responder con fidelidad siempre nueva, a las exigencias de la misión y para arriesgarse ante los desafíos a los que la intuición misionera nos convoca.

Caminamos procurando ser solidarias con el hombre y la mujer de nuestro tiempo que ansían convertir el acontecer humano en historia de salvación y con inquietud esperanzada, a ejemplo de Agustín, se sienten invitados a contemplar, interpretar y transformar el mundo, alentados por la fe en el Dios vivo.

Sabemos que el encuentro con el Espíritu es siempre impulso y renovación. Los dones que el Espíritu nos otorga nunca son para el reposo. Hemos recibido la vocación de abrir brecha, hacer camino y traspasar fronteras, para cumplir en toda su amplitud y radicalidad el mandato de Jesús: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación».

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