Somos comunidad. Juntas caminamos con Jesús. Juntas nos cuidamos en esta ruta, porque el amor es nuestra seña. Juntas nos ayudaremos. Juntas y con la proximidad del Espíritu, tan discreto y tan buen acompañante.
¡Qué tiempo tan espléndido para hacerlo realmente en comunión! Preocupadas unas por otras, sin individualismos, teniendo una mirada más amplia que la propia.
La Cruz será nuestra señal y nos guía. Acoger la cruz, cargar con ella, asumirla, llevarla con garbo y alegría. Ser pequeñas Cirineas con los que no puedan con ese peso. Es tiempo de solidaridad.
Si las fuerzas decaen, ya vemos dónde anda la gasolinera: oración. Tan sencillo y, a veces, cómo nos aturrullamos en el camino.
Nos encontraremos con baches y con dificultades. Tropezaremos en la piedra (¿cuántas veces?). No importa. El perdón de Dios es más grande que nuestras caídas y torpezas.
Y, al final, Cristo, que vence al pecado y a la muerte y nos trae vida. Hacia Él caminamos. ¡Buena ruta, hermanas!
