Latidos que, como María, escuchan en silencio del dolor y de lo absurdo y lo ponen en manos de Dios para que se haga su voluntad y no la nuestra.
Latidos de esperanza en el amor humano, divino y fraterno.
Hemos recibido gratis el regalo de ser portadoras del Evangelio y queremos compartirlo con todos aquellos que os sentís interpelados por el mensaje de Jesús de Nazaret..