Espiritualidad
La Fuente fundamental de nuestra espiritualidad es el Evangelio vivido desde una perspectiva histórica y según el espíritu de San Agustín a través de:
LA INTERIORIDAD Y LA BÚSQUEDA DE DIOS
San Agustín concibe la interioridad como plenitud de ser y de vida en la que el conocimiento de sí mismo abre al conocimiento de Dios e incluye toda la riqueza del mundo creado. «Así, el Espíritu, volviéndose a sí mismo, comprende la hermosura del universo, el cual toma su nombre de la unidad» (S. Agustín de Ordine 1,2,3). Asumimos el camino de la interioridad agustiniana como un proceso de constante crecimiento en el conocimiento y unificación personal, abiertas a la transcendencia y a la comunicación con Dios y con los hermanos.
LA VIDA FRATERNA
Nos lleva a vivir unánimes teniendo una sola alma y un solo corazón hacia Dios para anunciar así la fraternidad que Dios quiere instaurar entre los hombres. Cristo es el centro de unificación personal y de comunión entre nosotras, por lo que nos esforzamos en crear comunidades abiertas a la misión, donde se practique el diálogo, la búsqueda en común, el compartir de penas y alegrías, el perdón, la ayuda mutua y la atención a las necesidades de cada una.
EL SERVICIO A LA IGLESIA
Las llamadas del Espíritu son incesantes y están vinculadas a la historia. Por eso la fidelidad al Carisma exige de nosotras una escucha atenta y total disponibilidad para ser enviadas a donde los compromisos apostólicos nos soliciten haciendo presente el REINO por la fraternidad universal, el amor, la justicia y la paz. Nuestra misión especifica de evangelizar mediante la educación y promoción tiene como preferencia los ambientes pobres y necesitados y los territorios de misión.
La Congregación ha bebido, desde los orígenes, en la fuente de la Espiritualidad Agustiniana y nuestras tres fundadoras encarnan diferentes valores en armonizado acorde:
Querubina Samarra: inquieta y perseverante, simboliza para nosotras la fidelidad en la búsqueda de la verdad y es ejemplo de disponibilidad misionera.
Mónica Mujal: servicial, pacificadora y mística pedagoga, es nuestro modelo como educadoras.
Clara Cantó: maestra de oración, nos enseña a hacer de Dios el absoluto de nuestra vida y a interiorizar el acontecer histórico.
Fieles a esta herencia e interpeladas por la misión de Jesús, somos llamadas a ser testimonio profético de:
- vida y comunión
- esperanza y alegría
- solidaridad, justicia y paz.
Bajo la mirada de María, a quien invocamos como a Madre del Buen Consejo.