Cada cumpleaños de San Agustín, nacido el 13 de noviembre del año 354, los Agustinos celebran en una sola fiesta a todos los santos y beatos, cuyos nombres están escritos en el libro de la vida (cf. Ap 7,9; 20,12).
Es una acción de gracias a Dios por el don de la santidad que copiosamente ha derramado en la historia agustiniana y una invitación a seguir las huellas de tantos hermanos y hermanas que han acogido de corazón el Evangelio y han vivido fielmente su consagración al Señor.