JUEVES SANTO EN LA CENA DEL SEÑOR
Lectura: Jn 13, 1-15
Reflexión:
La escena que narra el evangelio no sólo relata un momento determinado de la última cena que Jesús celebró con sus discípulos, cuenta, además, un momento de gran intimidad entre Jesús y aquellos hombres y mujeres que lo seguían: habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. El evangelio nos recuerda así que la única relación existente entre el Maestro y sus discípulos solo puede ser la del amor. Y en este contexto de la última cena resuenan, pues están incluidas en el mismo capítulo 13, las palabras del Señor, aquellas que muchos autores consideran el testamento de Jesús: Amaos los unos a los otros. Como yo os he amado, así también amaos los unos a los otros. Por el amor que os tengáis los unos a los otros reconocerán todos que sois discípulos míos.
Al revivir desde la fe aquella misma memorable Cena, nuestro corazón ha de sentirse embargado de inmensa alegría: somos los invitados del Señor. Sí, nuestro hogar se transforma en lugar donde hoy Jesús quiere celebrar con nosotros (en el silencio, en lo escondido, en cada corazón puro) el establecimiento de una nueva Alianza de parte de Dios: Jesucristo entrega su cuerpo y con su sangre sella la nueva alianza. En ella desaparecen los límites. El pueblo elegido es ahora todo aquel que escucha el Evangelio y lo acoge.
Estos son sus signos:
Acoger la voluntad del Padre y darle cumplimiento.
Rezar como expresión de nuestra relación constante y personal con Dios.
Iluminar desde la humildad y la sencillez para mostrar el camino al ser humano. Participar en el descubrimiento de la verdad.
Vivir a diario el sacrificio de la cruz, para derrotar, en la debilidad de lo humano, con la fuerza de Dios, al mal y al pecado.
Realizar aquello que el Señor pide: Como yo os he amado, así también amaos los unos a los otros. Por el amor que os tengáis los unos a los otros recocerán que sois mis discípulos (Jn 13, 34b-35).
En esta tarde santa y revestidos del amor, solo un anhelo que la celebración de estos santos misterios nos lleve a alcanzar plenitud de amor y de vida (Misal Romano, or. colecta de la Misa vesp. de la Cena del Señor).
Oración:
Anunciamos la muerte del Señor hasta que vuelva. En esta tarde te pedimos por los difuntos, especialmente por los que han muerto a consecuencia del coronavirus. Haz que quienes te han acompañado en tu muerte puedan disfrutar también de tu resurrección.
Os he dado ejemplo, para que hagáis vosotros lo mismo que he hecho yo. Oh, buen Jesús, que nos pides que hagamos de nuestra vida un servicio a los demás. Te pedimos por aquellos que han entregado su existencia a los demás y los sirven en el amor. Te pedimos por los que desinteresadamente ayudan a los pobres, a los enfermos, a los marginados, a los despreciados de este mundo. Te pedimos por el personal sanitario, por las fuerzas del orden y por todos los que, desde sus posibilidades, colaboran para vencer esta crisis. Haz que también nosotros seamos servidores tuyos en la caridad y en el amor fraterno.