Tú eres más que el estado de ánimo que casualmente estés experimentando. Eres la persona capaz de controlar ese estado de ánimo. Tú eres más que los pensamientos que estás pensando. Eres quien piensa esos pensamientos, capaz de decidir cuáles serán.
Tu humor no queda determinado por nada que suceda fuera de ti, sino y en cambio por cómo decidas interpretar y responder a lo que está sucediendo. Así como puedes decidir qué palabras decir y qué cosas hacer, del mismo modo puedes decidir qué cosas pensar y de qué humor estar.
Eres maravillosamente libre de pensar y sentir positivamente, cosas que confirmen la fuerza de la vida, no importa qué otras limitaciones puedan estar reteniéndote. Dedica tan sólo una hora a sentirte energizado y efectivo cuando en otro momento te habrías sentido cansado y abatido, y reconoce por ti mismo la diferencia que ello puede significar.
Aunque siempre existen montones de buenísimas razones para sentirse horriblemente mal, hay muchísimas más razones para sentirse maravillosamente bien. Continúa, siéntate derecho, toma una respiración profunda, pon una sonrisa en tu rostro y haz de ti mismo una persona muchísimo más efectiva.