Con Cari y Esther


Un 23 de octubre de 1994, el mismo día en que se celebraba la Jornada del DOMUND. Esther Paniagua y Caridad Álvarez, Agustinas Misioneras en Argelia, paseaban tranquilamente por las calles de Argel aquel día. Se dirigían a misa. Y, justo cuando pasaban por el barrio de Bab El Ued,  tres miembros de un comando integrista islámico acabaron con sus vidas de la forma más cobarde. Fueron tiroteadas por la espada.

Sus nombres mantienen el significado de “modelos a seguir” para sus compañeras 

Las balas de aquellos terroristas quisieron acabar con dos vidas para engrosar su malvada lista. Pero, realmente, no sabían lo que estaban haciendo. Estaban segando la paz que para muchos suponía la compañía de Esther y Caridad. Estaban acabando con unas manos trabajadoras que construían a partir de la nada. Estaban eliminando los sueños de dos mujeres que lo dieron todo por un pueblo. Y con ellas… con ellas estaban llevándose también un trocito del corazón de sus compañeras y amigas. “Ésta es la única misión que nosotras tenemos en un lugar musulmán”, refresca Carolina Santos, para continuar diciendo que “ellas –Esther y Caridad– eran una ayuda con su presencia de Iglesia, sobre todo para predicar el Evangelio. Eran un signo de esperanza, porque su trabajo se centraba en lo que muy pocos quieren hacer”.

Cuando pensamos primero en los otros… 
Cuando nos preocupamos por los demás…
Cuando acudimos en ayuda del que necesita…
Cuando nos acordamos del que tenemos al lado…
Cuando compartimos los bienes que tenemos…
Cuando acompañamos a los que sufren…
Cuando damos nuestro tiempo para beneficio de otros…
Cuando colaboramos para mejorar la situación de los que menos tienen…
Así es como vivimos a la manera de Jesús.

 


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