Las Religiosas Agustinas Misioneras de Ultramar, hoy Religiosas Agustinas Misioneras, vieron la necesidad de establecer un Colegio en la ciudad de Bogotá, capital de Colombia, cuya finalidad era ofrecer la educación a estudiantes de primaria y bachillerato; esta obra surge de la propia identidad congregacional configurada por la confluencia de una serie de valores que determinan así mismo una espiritualidad característica: la interioridad, la vida comunitaria y el servicio a la iglesia.
Es por esta razón que el Colegio de Nuestra Señora del Buen Consejo de Bogotá es fundado en 1958, año en que se inician tareas escolares, siendo la primera rectora Sor Rosalía Martínez. En los primeros años hasta 1963, estuvo ubicado en una casa tomada en arriendo, situada en la calle 72 N°. 4-55 en el Barrio Chapinero.
En el año 1960 se alquila una casa próxima a la anterior para empezar la enseñanza de bachillerato y en 1964 el Colegio se traslada a la carrera 19 N°. 104-63, a una planta física construida con esta finalidad, de propiedad de las Religiosas Agustinas Misioneras.
En sus orígenes el Buen Consejo se conocía como un colegio de modalidad femenina, en el año 2014 realizamos el proceso de transición a la modalidad mixta, esta acción permitió incluir nuevos y mejores procesos educativos que benefician a nuestros niños y jóvenes.
Distintas religiosas han dejado sus huellas en este recinto, unas provenientes de España y otras de distintas partes del mundo. A lo largo del tiempo surgen múltiples acciones encaminadas en la vocación de ayudar a los demás en Colombia consagrando la vida a esta bella labor; (Albán, San Bernardo, el hospital materno infantil, Barranquilla y Chocó) son algunos ejemplos. En otros países como Perú, en su amazonia, en Nauta, en Iquitos y Lima, en países del caribe como Puerto Rico (Bayamón y Aguada), y República Dominicana, (Santo Domingo y San Juan de la Maguana) se realizan misiones que hacen parte de esta obra tan importante de las Hermanas Agustinas Misioneras quienes se comprometen también a darle vitalidad y acompañar esta obra educativa con alegría y coraje.
Durante el año 2020, celebramos los 62 años de camino arraigado en el carisma y la espiritualidad de la congregación, con muchos frutos y en razón de esta alegría, la congregación se une a este acontecimiento con sentido y significado profundo de experiencias vividas, dando gracias a Dios por tantos dones recibidos.
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