Nuestra celebración en Roma, estuvo muy animada y acompañada por la fraternidad entre laicos y vida religiosa intercongregacional.
Participaron de esta fiesta hermanos y hermanas que viven en Roma en estos momentos, pero procedentes de diferentes países del mundo. Esto contribuyó a que la fiesta estuviera adornada por la diversidad de carismas y de culturas enriqueciendo la diversidad cultural que ya vivimos en nuestra comunidad.
Juntos, dimos gracias a Dios por nuestra vida congregacional en estos 125 años de entrega y donación constante a través del don recibido como Carisma y Espiritualidad.